15 de abril de 2010

Educación laica: un derecho universal sin privilegios ideológicos

Revista DFensor marzo 2010
Referencias

Karen Trejo Flores*

En nuestro mundo multicultural las naciones laicas establecen límites en la relación entre Iglesia y Estado, y también garantizan el derecho a la libertad de pensamiento. México no es la excepción pues, a pesar de ser un país con una práctica religiosa arraigada, está considerado como uno de los más laicos del mundo debido a que constitucionalmente reconoce el derecho a una educación pública ajena a cualquier doctrina religiosa. Sin embargo, esta norma se vulnera cada vez que grupos conservadores de ideología católica, apoyados por gobiernos y congresos, impulsan la inclusión de sus doctrinas confesionales dentro de los programas de estudio.

Desde mediados del siglo XIX México consolidó su régimen laico con las Leyes de Reforma, que establecieron la separación entre la Iglesia y el Estado. La Iglesia quedó confinada a la esfera privada de las y los ciudadanos; sin embargo, en el sexenio de Carlos Salinas de Gortari se restablecieron las relaciones entre México y el Vaticano, y a partir de entonces la Iglesia católica opina cada vez más enfáticamente sobre asuntos de interés público:

Las iglesias tienen derecho a participar públicamente, a manifestarse, pero no tienen derecho a imponer sus creencias en la ley para todos, porque habemos ciudadanos creyentes y no creyentes, y el Estado nos debe garantizar derechos a unos y a otros.1

Con el arribo de la derecha a la Presidencia de la República en el 2000, representada por el Partido Acción Nacional (PAN), surgió el temor sobre cómo se iba a comportar en relación con el Estado laico. Diego Petersen Farah, analista político, hace un recuento:

"Nueve años después la experiencia ha sido más bien positiva. Quedó demostrado que el laicismo está bastante bien arraigado en las instituciones del Estado. La prueba de fuego fueron las políticas de salud impulsadas por el gobierno de Vicente Fox. La inclusión de la píldora del día siguiente en el cuadro básico de medicinas era un tema delicado y en el que la Iglesia católica cabildeó y presionó para que no pasara, y sin embargo pasó sin mayores sobresaltos y como una decisión de Estado".2

Si a nivel federal el PAN ha establecido límites con la Iglesia católica en lo referente a políticas públicas de salud reproductiva, no ha sucedido lo mismo en muchos estados del país, donde este partido mantiene relación con grupos conservadores que intentan impulsar una agenda de corte confesional en sus gobiernos y congresos. Esta injerencia, explica Diego Petersen, se refleja constantemente en la enseñanza de la educación sexual, ámbito que “ha sido y seguirá siendo un campo de batalla entre la Iglesia y el Estado”.3

Laicismo vs. censura de la educación sexual

Después de Francia, México es el segundo país más laico del mundo a pesar de tener una población con gran práctica religiosa, en el que existen actualmente 7 280 asociaciones religiosas.4 Esto se debe, en parte, a que en nuestro país la educación está centralizada por el Estado y a que constitucionalmente se establece que debe ser universal y laica.

Este derecho está garantizado en el artículo 3º de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos (CPEUM ), que establece entre los objetivos de la educación pública el de mantener como valor esencial la construcción de la patria, para que –tomando en cuenta que el artículo 24 establece la libertad de creencias– se mantenga “por completo ajena a cualquier doctrina religiosa”. Por lo tanto, el criterio de la enseñanza impartida por el gobierno sólo “se basará en los resultados del progreso científico, luchará contra la ignorancia y sus efectos, las servidumbres, los fanatismos y los prejuicios”.5

A este respecto, Rosaura Ruiz, presidenta de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC), defiende la idea de que la laicidad es indispensable para el desarrollo de la ciencia, y por lo tanto se opone a la serie de prohibiciones que la Iglesia ha querido imponer en políticas públicas y en la divulgación de conocimientos sobre la evolución y la educación sexual:

"Hay una tremenda influencia de la Iglesia en el partido gobernante, que es profundamente afín a este tipo de pensamiento y prohibiciones, a pesar de que se requiere una total separación entre ideas religiosas y científicas".6

En consecuencia, propone que debe ser parte de los derechos humanos el tener acceso a información científica indispensable, por ejemplo, para entender procesos biológicos y para hacer aportaciones a la medicina.


Una de las primeras reacciones que tuvieron grupos conservadores ante la introducción de contenidos sobre sexualidad en la educación básica fue la quema pública de libros de texto en la década de los setenta. Posteriormente, entre 1998 y 1999 los libros de quinto y sexto grado de primaria incorporaron en la materia de ciencias naturales contenidos relacionados con la sexualidad humana: violencia de género, el uso del condón, las enfermedades de transmisión sexual, el VIH/sida, las adicciones, la eyaculación y la menstruación, entre otros.

A partir de entonces esos contenidos han sido censurados por organizaciones conservadoras como Provida (ya desaparecida) y la Unión Nacional de Padres de Familia (UNPF), así como por la Iglesia católica, la cual hasta la fecha argumenta que la enseñanza de la educación sexual corresponde a los padres de familia y no al Estado. Su propuesta es que:

"La familia sea la primera escuela educativa. Que en la comunicación familiar se atienda la proliferación de manifestaciones permisivas y que llevan al libertinaje sexual, sea en canciones, publicaciones, películas e incluso leyes".7

En respuesta, organizaciones de la sociedad civil de defensa de los derechos sexuales y reproductivos consideran que la condición para protegerlos es mantener la laicidad de las políticas públicas:

"En el ámbito educativo, el Estado laico y democrático debe ofrecer una educación sexual abierta a todas las personas, idealmente desde la infancia. La educación debe contrarrestar los prejuicios que puedan provenir de ciertas visiones religiosas mediante una formación en materia sexual desprejuiciada y completa, basada en criterios científicos. Esto debe hacerse en la escuela pública e, idealmente, también en la escuela privada".8

Dos casos documentados de censura de temas sobre educación sexual en los libros de texto de nivel secundaria sucedieron en los seis meses pasados. En septiembre de 2009 la Secretaría de Educación de Guanajuato (SEG) retiró los libros de biología distribuidos por la SEP, que abordaban temas como el uso del condón y otros anticonceptivos para prevenir enfermedades venéreas y embarazos no deseados, e ilustraban los órganos sexuales masculino y femenino.

En consecuencia, la SEG repartió un texto de biología no autorizado por la SEP que eliminaba las imágenes de los órganos sexuales e incorporaba conceptos morales para promover métodos naturales de control natal y así reducir embarazos no deseados y abortos. Esos cambios generaron polémica entre diversos organismos gubernamentales y la SEP ordenó el retiro de esos libros.

El segundo caso fue un anuncio de la Coalición para la Participación Social en la Educación (Copase) a principios de febrero pasado para buscar que la SEP “elimine o modifique” el tema de la masturbación en el plan de estudios del primer grado de secundaria por considerar que fomenta el autoerotismo, el cual considera dañino para las y los adolescentes.9


Para Julio Muñoz Rubio, académico del Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades (Ceiich) de la UNAM, estas acciones de censura van en contra de la educación laica y están apoyadas por grupos conservadores dentro del PAN, como el Yunque, la Iglesia católica y los grupos Provida surgidos a partir de su rechazo a la despenalización del aborto.10

El autor del libro Contra el oscurantismo: defensa del evolucionismo de la laicidad y de la educación sexual considera que es necesario impulsar la educación de las y los jóvenes de bachillerato no sólo en materia de educación sexual, sino también en temas de laicidad y evolucionismo.

Al respecto, rechaza la reducción que hizo la SEP de la teoría de Darwin en el libro de texto de sexto grado de primaria, en el que se omitió la explicación científica sobre la teoría de la evolución, la cual establece que todas las especies de seres vivos han evolucionado con el tiempo a partir de un antepasado común mediante un proceso de selección natural:

Esta teoría fue una afrenta al antropocentrismo manejado por la derecha, que justificaba las formas de dominio del poder de la Iglesia católica y de los gobiernos sobre los pueblos. Entonces, enseñar la teoría de la evolución es hacer entender al ser humano que está integrado al conjunto de especies del mundo vivo. Este hecho muestra los focos rojos con respecto a que el próximo paso puede ser incluir el creacionismo como si fuera otra teoría paralela al evolucionismo, como si fueran dos visiones diferentes e igualmente legítimas.11

El Estado laico en México permite la libre expresión de la Iglesia y el Estado sobre temas como la educación; sin embargo, establece claramente un marco jurídico que impulsa la igualdad ciudadana mediante el derecho a una educación universal y laica. Ambas cualidades garantizan el mejoramiento de la convivencia humana, afianzan la fraternidad e igualdad de derechos de todas las personas y, sobre todo, evitan privilegios de razas, religiones o individuos.

Por lo tanto, garantizar el laicismo en la educación no sólo contrarresta la tendencia hegemónica a limitar el derecho al conocimiento mediante la imposición de una moral única, también fortalece la libertad y la dignidad de las personas para que nadie se entrometa en las acciones de su vida privada, la integridad de su cuerpo, su sexualidad, su pensamiento, su conciencia y, sobre todo, la expresión de sus ideas.

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Notas al pie de página:

* Colaboradora de la CDHDF.

1.- Fray Julián Cruzalta Aguirre, maestro en teología moral. Fragmento de su ponencia en la mesa de trabajo Derechos Humanos y Democracia, efectuada durante el foro Derechos, Ciudadanía y Diversidad Sexual, realizado en la sede de la CDHDF el 9 de febrero de 2009.

2.- Diego Petersen Farah, “Laicismo de Estado a la mexicana”, en El País, Madrid, 6 de febrero de 2010, disponible en
http://www.elpais.com/articulo/opinion/ Laicismo/Estado/mexicana/elpepuopi/20100206elpepuopi_1/Tes
página consultada el 24 de febrero de 2010.

3.- Idem.

4.- Numeralia 2010 de asociaciones religiosas, Dirección General de Asociaciones Religiosas de la Secretaría de Gobernación, disponible en
http://www.%20asociacionesreligiosas.gob.mx/SDGAR05-Docs/A.R.ENERO2010.pdf
página consultada el 24 de febrero de 2010.

5.- Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos (cpeum), artículo 3º.

6.- Laura Poy Solano, “Grave retroceso en México por embate contra el aborto y la ciencia: amc”, en La Jornada, México, 17 de febrero de 2010, disponible en http://www.jornada.unam.mx/2010/02/17/index.php?section=sociedad &article=040n2soc
página consultada el 23 de febrero de 2010.

7.- Jaime Septién, “México: El Estado no debe inmiscuirse en la educación sexual”, en Zenit. El Mundo visto desde Roma, 8 de noviembre de 2009, disponible en
http://www.zenit.org/article-33192?l=spanish
página consultada el 25 de febrero de 2010.

8.- Pedro Salazar Ugarte, Estado laico y derechos sexuales y reproductivos, México, gire, 2008, disponible en
http://www.gire.org.mx/publica2/EdoLaicoDSyR_%20PedroSalazar_2008.pdf
página consultada el 25 de febrero de 2010.

9.- Copase se creó en 2006 y agrupa a organizaciones civiles de Baja California, Sonora, Jalisco, Sinaloa, Chihuahua y Querétaro. Uno de sus objetivos es “la revisión de los programas educativos de todos los niveles y la elaboración de propuestas de mejora”. Véase
http://www.copase.org/
página consultada el 24 de febrero de 2010.

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