25 de abril de 2012

Revista dfensor abril 2012 "Limpieza social: respuesta falaz ante la crisis social"

EDITORIAL

Fotografía: Ghalib Elhateb.
 Limpieza social: respuesta falaz ante la crisis social

¿Se puede creer que hemos superado la época de los regímenes totalitarios del siglo pasado, si mantenemos actitudes discriminatorias que han convertido nuestros entornos en laboratorios de depuración o “limpieza” social donde se criminaliza y excluye a quienes viven y piensan de forma diferente?

La respuesta es negativa si observamos diversos hechos denigrantes como los desplazamientos y encierros forzados de los que actualmente son víctimas incontables personas que viven y trabajan en las calles de nuestro país para “limpiar” la imagen urbana; los asesinatos masivos dentro de cárceles y centros de rehabilitación de adicciones para “deshacerse” de quienes representan una supuesta amenaza a la población; los linchamientos de quienes son socialmente condenados por delitos; el ocultamiento de personas indígenas en los centros turísticos…
Bajo éstos y otros argumentos falaces de “progreso” y “seguridad”, el Estado victimiza a las poblaciones laceradas por la pobreza y la exclusión al no beneficiarlas con la debida protección y la garantía de los derechos que les permitan un desarrollo completo. Además, vulnera su integridad física, psicológica y emocional por medio de leyes y políticas inmediatistas que, sin llegar a la raíz del problema, acrecientan el círculo vicioso de la discriminación e impiden el restablecimiento de la cohesión social.

Ante este panorama es justo considerar y apoyar las soluciones con enfoque de derechos humanos que implican primeramente el reconocimiento de las poblaciones excluidas como sujetos de derechos; la aplicación de estrategias de gobierno integrales y sustentadas en el principio rector de la no discriminación que sensibilicen a la sociedad en general, a líderes de opinión y a las y los servidores públicos de todos los niveles para dar un tratamiento adecuado a este fenómeno social y así superar las falsas creencias y estereotipos negativos que justifican la discriminación, la violencia y las acciones de limpieza social.
Tras los casos documentados de desplazamientos y encierros forzados de poblaciones callejeras en la ciudad de México que han motivado la emisión de dos recomendaciones por parte de la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal (cdhdf), y que sólo han sido parcialmente aceptadas, es urgente ofrecer a este grupo estrategias de desincorporación gradual de la calle y de acceso voluntario a espacios donde se respeten sus derechos humanos, lo cual apoyaría a su proceso de inclusión social.
Erradicar los actos de limpieza social implica avanzar en la consolidación de un sistema de seguridad ciudadana que evite el desborde de la violencia selectiva o fincada en atributos de las personas determinados por la condición social, preferencia sexual, edad, género, oficio, etc. No es posible permitir que la exclusión social siga legitimando los abusos y arbitrariedades que cometen las autoridades capitalinas.
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OPINIÓN Y DEBATE
Limpieza social y paramilitarismo: fractura del Estado de derecho 

Fotografía: Joaquín J. Abdiel/cdhdf.
Por: Juan Cajas 
La limpieza social se ha convertido en un recurso criminal, intimidatorio y de alto riesgo en el actual contexto de violencia generada por el combate a la delincuencia en México. Grupos paramilitares que son por definición escuadrones de limpieza social tienen el objetivo de eliminar delincuentes y luego amplían su campo de operaciones hacia un abanico de sectores estigmatizados socialmente como peligrosos. Por lo tanto, deshacerse de la basura social es, qué duda cabe, una pretensión utópica y de clase, porque en realidad  solo supone el agotamiento del Estado de derecho. 
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Limpieza social y derechos de las personas vinculadas a la vida en espacios públicos
Por: Rocío G. Morales Salazar

 Fotografía: Carlos Bambu/El Caracol, A. C.
La existencia de personas vinculadas a la calle tiene un carácter estructural, originado por la exclusión social que viven amplios sectores de la población sin la garantía de sus derechos. En respuesta el gobierno de la Ciudad de México implementa una estrategia de limpieza social contra este y otros sectores en situación de vulnerabilidad, sin prevenir la salida de más personas a la calle ni favorecer la reinserción de quienes ya sobreviven ahí. Por el contrario, promueven y operan acciones aisladas que se centran en la asistencia social o que favorecen su retiro, incluso a través de acciones violentas que se justifican bajo el proyecto urbano de una ciudad bonita.
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Despoblando el espacio público: operaciones de limpieza social

Por: Norma del Río
 Fotografía: Nadia Balderas/El Caracol, A. C.
El encierro ha sido uno de los dispositivos sociales utilizados históricamente para reproducir y mantener sin conflicto las enormes desigualdades sociales, restringiendo el acceso a servicios y a la libertad de tránsito en el espacio público con el fin de separar a los pobres de la sociedad “decente”. En consecuencia la defensa de la autonomía individual viene minando la cohesión social y el sentido de compromiso y reciprocidad en torno a temas, acciones, reflexiones o intereses compartidos y conduce a la construcción de ciudadanías de baja intensidad, donde la participación y la organización colectiva son menospreciadas.

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